La incontrolable sed de sangre que siente Briar, un experimento fallido de la Rosa Negra, la obliga a cargar con una picota especial que calma su enajenada mente. Tras años de confinamiento, esta arma viviente se ha librado de sus cadenas y se ha lanzado al mundo. Ahora nadie la controla, por lo que solo su sed de conocimiento... y sangre guía sus actos. Asimismo, goza con aquellas oportunidades que le permiten dar rienda suelta a sus instintos, aun si luego le cuesta sobremanera reprimir ese frenesí.
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