Fuera de la reluciente ciudad de Demacia, el coloso de piedra Galio se mantiene vigilante. Construido como un baluarte contra los magos enemigos, suele permanecer inmóvil durante décadas hasta que la presencia de magia poderosa lo vuelve a traer a la vida. Una vez activado, Galio aprovecha al máximo su tiempo, y saborea el placer del combate y el raro honor de defender a sus compatriotas. Pero estos triunfos siempre son agridulces, ya que la magia que destruye también es su fuente de reanimación, y cada victoria lo vuelve a dormir.
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