Maestro Yi ha atemperado su cuerpo y agudizado su mente, de modo que el pensamiento y la acción se han convertido casi en uno. Aunque elige emplear la violencia solo como último recurso, la gracia y la velocidad de su espada aseguran que el final siempre será rápido. Como uno de los últimos practicantes vivos del arte jonio de Wuju, Yi ha dedicado su vida a perpetuar el legado de su pueblo, escudriñando a los nuevos discípulos potenciales con sus siete lentes de la perspicacia para identificar a los más dignos.
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